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viernes, 22 de abril de 2016

Mudanza :)

¡Sí! Nos hemos cambiado a otra casa en la que cabemos mejor :)


http://babymikebaby.com



¡Allí nos vemos, ya hay nueva entrada!


                               :D

domingo, 10 de abril de 2016

¡Nos mudamos!

¡Sí! Nos hemos cambiado a otra casa en la que cabemos mejor :)


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¡Allí nos vemos, ya hay nueva entrada!


                               :D

jueves, 7 de abril de 2016

Más listo que el hambre

Estamos criando a un chef. 

En sus dominios, creando.
Yo pensé que criaba a un hijo, pero no, es un chef. Un chef de esos que igual que un día te festejan un arroz con una pompa que te sube la moral culinaria hasta los topes, a la semana siguiente te salen con una vertiente crítica que te hunde en cuanto detectan la más mínima irregularidad en la receta. M. es uno de esos implacables que no permiten ni una alteración en el agradable discurrir de los sabores conocidos. Voy al grano: él, gran cocinero donde los haya, no tiene aprecio ninguno por las verduras, salvo el brócoli y ya empieza a aburrirse (normal, si es que lleva tres años a un ritmo que está a punto de terminar con las reservas mundiales del preciado crucífero). Por esta razón, nos tiramos gran parte del invierno tomando calditos, que a mí me lavan bastante la conciencia porque llevan verdura, quieras que no, y porque sin duda son lo que más le gusta comer, se ve que ha salido a la familia. 

El caso es que cuando me salta la alarma de la verdura y pienso "joder, este niño hace muchos días que no prueba el calabacín", me pongo en modo Salvar al Soldado Ryan y asumo con entereza mi misión: conseguir que entre algo de color verde en ese cuerpecillo. El último intento ha sido el de intentar darle gato por liebre, de modo que me puse a hacer una crema de verduras. La receta comenzó como comienzan todas las recetas de cremas de verduras: lavando y pelando. Todo discurría por cauces normales hasta el paso final, el paso en el que yo iba a perpetrar mi trampa: el momento de triturar. El cambiazo consistió en dejar el resultado con textura de caldo en lugar de con textura de crema. 

Nos sentamos a la mesa como un día normal, y de primeras el cambiazo dio resultado:

-¿Sopaaaaa? ¡Qué rico mamá!!!
-¿Verdad? Toma, toma, con pajita. 

Mi estrategia era la de que entrara cuanta más verdura en ese cuerpo, mejor, y qué mejor método que con la rapidez de la pajita. He de decir que esto ya le resultó raro, pero tampoco dijo mucho. Yo creo que pensó que total, la sopa es sopa se coma como se coma. Tomó unos primeros sorbitos con mucha motivación (yo creo que embelesado por el recuerdo del sabor de los calditos conocidos), hasta que de pronto arrugó la nariz. Yo solté mi cuchara muy lentamente, intentando no pestañear. De hecho disimulé vilmente, agachándome a hacer un cuchicuchi a la niña. No coló. 

-Mamá, este caldo está raro.
-¿Raro? ¿Como que raro? Yo lo encuentro buenísimo...
-Está raro. 
-Pues no sé... dale otro sorbito, a ver. (Yo, que como estaba viendo cómo se avecinaba el momento en el que me fuera a descubrir el pastel, quería aprovechar los pocos segundos de engañifa que me quedaban).

El niño pegó otro sorbito. Soltó la pajita. Miró el cuenquito. Me miró a mi y muy serio me preguntó:

-¿Mamá, tú le has echado pollo?
-Uy...pues ahora que lo dices, la verdad es que no, se me habrá olvidado... Dale otro sorbito, hijo, dale.
-¿Y un hueso de jamón? ¿Le has echado?
-Pues... pues ¡tampoco!
-Claro, ¡ya decía yo que esto estaba raro!-

 Y a continuación pronunció la sentencia final:

"A mí este caldo no me gusta. No me lo como".

Y ahí se terminó, esa frase fue el fin de nuestra verde aventura. Apartó con un gesto bastante universal el tazón de su vista y se cerró en banda. Que él no se tomaba esa sopa, vamos. 

Resignada, me la tomé yo. Ahora, que en ese mismo momento, mientras paladeaba y asumía que eso no sabía a sopa ni por asomo, comencé a maquinar nuevas fórmulas maléficas para disimular las verduras en el menú semanal, hasta el día que sea más lista que su olfato y su gusto y pueda colarle lo verde en un plato que le haga levitar. ^^







lunes, 28 de marzo de 2016

Oda al moisés

El moisés es el elemento de puericultura infantil que más he utilizado desde que llegó M. Recuerdo aquel caluroso día de agosto del año 2012, cuando con mi barriga de casi 9 meses monté el artilugio: patas por aquí, canastilla de mimbre por allá y funda hecha con mucho amor por mi mamá para su primer nieto. Allí se quedó montado, muy mono él, a la espera del primer sueño que M. fuera a echarse en él. 

Ese sueño, para desgracia del moisés, nunca llegó. Yo lo tenía todo preparadísimo, pero M. nunca estuvo muy por la labor de dormir en él. De todos modos, me dio como penilla quitarlo tan pronto, con lo que había trabajado mi madre para que quedara una funda que es que es un primor. Total, que se ve que un día empecé a apoyar en él la ropita limpia de mi niño, nada, cuatro o cinco prendas de algodón que no ocupaban nada. Parece que ese lugar me pareció cómodo para ir colocando la ropa del niño que traía limpia del tendedero, y como es por todo el mundo conocido que las horas de las madres duran menos que las horas del resto de la humanidad, fui viendo cómo había días que no me daba tiempo a doblar la lavadora... y bueno, se empezó a acumular una cantidad de ropa, digamos, perceptible. 

El pobrecillo en horas bajas
No sé en qué momento aquello se me fue de las manos, pero lo cierto es que en pocos meses el moisés se convirtió en un armario ropero... hasta hoy. Lavadora que se recoge en esta casa, lavadora que se pone en el moisés. Reconozco que hubo un momento, más o menos cuando faltaban dos meses para que naciera Laniña, en el que me senté mirando fijamente a nuestro moisés y pensé en vaciarlo para tenerlo listo el día en que llegara con ella del hospital. Me puse a ello, quité toda la ropa y destiné con diligencia cada prenda a su cajón correspondiente. Lo que pasa es que al mirar al fondo de la canastilla, me encontré con un tesoro digno de las mejores historia de naufragios: gomas del pelo, cochecitos, calcetines sin pareja, varios desodorantes (yo siempre compraba desodorantes y decía: joder, si es que me desaparecen; ese día encontré la explicación), pinzas de la ropa, botes de crema, llaves de repuesto, bolitas de algodón. Ver todo aquello junto a la inmensidad que ya llevaba yo de serie me hizo pensar muy seriamente en adoptar el minimalismo como estilo decorativo y de vida en general, pero claro, fue aparecer M. por allí cargado de sus materiales, como él llama a todos los tratos que encuentra por el mundo, y desvanecerse mi idea en el mundo de las utopías. El caso es que lo coloqué todo, lo juro. Dejé el moisés listo para el sueño de otra hija nueva... pero éste tampoco llegó, y hoy es el día en el que el moisés vuelve a ser un armario, con su fondo y su todo. 

Lo que pasa es que parece que el pobre está a punto de comenzar una nueva vida, una andadura que con un poco de suerte le llevará a un hogar donde se utilice para lo que nació: sustentar el sueño de un bebé. Sí, lo hemos pasado. En un rato comienzo de nuevo a colocar su contenido y lo empaqueto para mi prima, que pronto tendrá su primer bebé. Solamente quería dejar por escrito un homenaje a nuestro moisés, que tanto servicio nos ha hecho en estos años aunque, seguramente, él no lo sepa y no lo pueda entender. Supongo que se va frustrado, el pobre, harto de sostener montañas de ropa y de aguantar estoicamente un montón de búsquedas familiares. Es que hay una conversación muy mítica en esta casa: 

-¿Alguien ha visto nosequeeeeee?- pregunta algún miembro de la familia.
-¿Has mirado en el moiséeeeeeees?- responde otro miembro sin levantar la vista de lo que esté haciendo. Tenemos la convicción de que si es pequeño, se usa poco y no está donde debería, fijo que reposa oculto en el fondo del moisés.

Supongo que mañana, cuando le diga adiós desde la puerta mientras parte a su nuevo hogar, ya estaré pensando en un sustituto para el rincón que deja tan vacío: o mucho cambia la cosa de hoy a mañana, o dudo que de pronto mis días vayan a dar para poder colocar la lavadora diaria en el mismo momento en el que se termina de secar :)