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domingo, 21 de julio de 2013

Los niños están con su madre

En la casa de al lado vive una familia de tres: un padre, una hija mayor y un hijo pequeño, de 7 y 5 años cada uno. En ocasiones, vive también la novia nueva del padre, que está separado de la madre de los niños.
No sé por qué razón, los niños, digamos que Marcela y Nicolás, viven más tiempo con el padre que con la madre. Es una pasada verles juntos: se revuelvan los tres en el jardín, en la piscina, en la calle que tenemos delante de casa. Han plantado juntos el huerto que tienen en su pequeño jardín, recogen por las mañanas los tomates, los pepinos, los calabacines. El padre tiene una forma muy curiosa de criarles, bajo mi punto de vista bastante acertada aunque le encuentro algunas lagunillas. Por ejemplo, a la niña la puedes ver un día vestida con dos faldas y un pantalón, o se viste durante una semana entera con la ropa del hermano, o de pronto un día se pone una falta de poncho…les da muchísima libertad para ser ellos mismos y a mí eso me parece maravilloso. Luego les deja hacer cosas como ponerse a la una de la madrugada a tocar la flauta de madera del cole durante una hora y media, o subir y bajar las escaleras como si fueran elefantes sin decirles ni mú… pero bueno, son niños felices, sanos, alegres…de verdad que era una pasada verles salir a los tres de casa durante el curso, con sus mochilas de cuero camino del cole. El padre es un poco hippie, ya digo que cultiva un huerto, siempre sonríe muchísimo, se presta rápido a echar una mano en cuanto pasa algo en la urba.
El caso es que esta introducción es para decir que los niños ahora no están aquí. Esta mañana he salido al jardín con M. como cada día y estaba él recolectando los tomates y tal, y le he preguntado por ellos. Me ha respondido con una gran sonrisa: están con su madre. Y le he dicho que les echaría de menos.  Con su gran sonrisa, me ha contestado: están superbien con ella, yo les echo de menos mucho, pero allí tienen también amigos y están encantados con sus primos, vienen felices de allí y les sienta fenomenal cambiar de aires.
Ni sé dónde es allí ni cuántos primos tienen ni nada, pero me ha parecido fascinante lo bien que lo hace, lo bien que lo hacen los dos. Tengo en mi entorno otros niños de padres separados que tienen que oír cosas como: qué pena que te tengas que ir a ver a las guarras de tus tías, tu madre te envía al campamento para deshacerse de ti y pasar más tiempo con tus hermanos – hijos de su pareja actual- y un largo etcétera. Por ello, ver la tranquilidad con la que este hombre habla de sus hijos al cargo de su ex mujer, lo consciente que es de la falta que les hace a ellos el contacto con la otra parte de la familia, la falta de drama que supongo les transmite cuando se tienen que ir a su otra cosa…me ha parecido digno de mención.
Llevo todo el día pensando en que nadie nos puede asegurar que todo vaya a salir bien, cada persona somos un mundo, somos un montón de vivencias que nunca sabes dónde o hacia quién te van a llevar. Podemos tener la certeza de que somos felices, de que la vida que llevamos es la vida que queremos…pero a la hora de la verdad nadie sabemos qué o quién nos va a pasar mañana. Sin embargo un hijo es algo tan  alucinante, tan puro, tan inocente, que saber dejarles al margen de lo que sentimentalmente nos pase a nosotros es algo fundamental, su equilibrio futuro depende de las raíces y las bases que les demos de pequeños. Es mucho lo que hay en juego, ¿no? Su futuro sentimental, emocional.
Con ellos sí que hay que saber hacerlo bien, en todas las circunstancias.
Por cierto, Marcela y Nicolás vuelven a principios de agosto :D

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